martes, 21 de febrero de 2017

Momentos peliculeros

Hay un momento en el que tu cerebro no deja de escribir. Hay un momento en el que tus ojos no dejan de pestañear y hay tres instantes en los que tu rutina descubre ese nuevo arte de alterarse sin avisar.

Caminas por las calles locamente feliz y atrevidamente soñadora

Ideales peliculeros, una pizca de ñoñería, tazas con mucho humo, palomitas de colores y mil cursiladas espontáneas adornan las mejores tardes entre amigas. Un gran "hola" y una tremenda bienvenida a todos los hoyuelos reprimidos tras la timidez de las sonrisas. 
¿Oyes eso? 
Es el himno que nace cuando las puertas cerradas se vuelven tozudas y les da por hacer eso a lo que algunos diccionarios llaman "revolucionarse"; es la pasión de la victoria que tararean los portales abiertos de par en par a las risas escandalosas y ridículamente contagiosas. 
Es aquello que anuncia la hora justa en la que a todos los segundos tardíos les da por bailar claqué; es la hora preferida de las cosquillas extrovertidas que disfrutan torturando a todas tus costillas. Dos vasos azules y otros tres de color rosa, todos en un tono pastelosamente pastel e irremediablemente cursi  han decidido escribir una novela inesperada carente de argumento pero atestada de pasión. 

Cambios apresurados entre relojes apagados; el tiempo no pasa, no cuenta ni importa.



Busca el cuaderno más grande, lila y curioso que tengas. 
¿Ya? 
Ahora anota todo lo que logren dibujar tus dedos durante los minutos diarios reservados a las lecciones desprendidas por las miradas profundas, desenfocadas y perdidas. Diviértete escuchando a tus todavía no conocidos mientras aprendes de las historias que narran sus silencios incomprendidos. Un caos maravilloso se ha propuesto acorralarte para así poder cautivarte entre muchas mesas redondas sin sillas. 

Y... ¡PORQUE sí!. Porque es bonito cuando parece que a tu vida le ha dado por convertirse en algo así como una película llena  de toques románticos, cómicos, dramáticos y fantásticos, entre muchos otros. Porque ; porque parece que el mundo, al fin y al cabo, no andaba tan perdido como solías pensar (o, bueno, la verdad es que pensándolo mejor tal vez ahora esté total e irremediablemente aturdido). Porque puede que, tal vez, empiece a ser hora de dejar entrar en tus no pocos enredos algunas lecciones todavía no aprendidas pero ansiosas de ser vividas.  

Flores dulces envueltas en papeles fucsia para acompañar a alguna que otra sonrisa tímida y cursi en mitad de paseos sin final ni rumbo (porque son los mejores y lo sabes). 

 


Música distinta; un poco de jazz y un montón de teclas de piano. Notas de saxophone; letras y un algo de rock.



jueves, 26 de enero de 2017

Interesante

Dominas la habilidad de romper las reglas. Tu dinámica y modo de percibir el mundo me resulta atípica y extraordinariamente única.
No sé cómo lo haces, pero siempre terminas rechistando; que si esto no me parece bien, que si lo otro no me gusta, que si esto está mal...Vaya vaya. 
Has convertido en un juego simple todo tipo de desafíos. Por todos ellos, has conseguido colgarte del cuello una enorme medallota que luces como nadie más sabría ni podría hacerlo. Caminas a tu ritmo; sigiloso pero confiado, marcando tu propio compás con pisadas rotundas y airosas. Pasar desapercibido no es lo tuyo.

Ilegible e indescifrable. 

Entenderte no es, para nada, algo sencillo. Generas dudas y preguntas. De hecho, no sólo generas muchas dudas y muchas preguntas, sino que originas suspiros impregnados en perplejidad.



Ahora ya me da igual. 

Me da completa y rotundamente igual; mi subconsciente ha tirado la toalla. ¡Sí señores! Me rindo, entenderte es un rollo.
Yo me quedo con eso de observarte. Me inclino por curiosear tu forma de arrasar con los minutos y por aprender de esa maestría que tienes en vacilarle al mundo. Prefiero valorar tus esfuerzos conscientes, tus preguntas, tu fuerza de voluntad y la manera que tienes de amoldarte al infinito. 
Me gustan tus historias y la cara de bueno que se te pone cuando las explicas. Me encantan tus mimos prudentes, tus miradas desafiantes y tus gestos sensibles.
Me pierden tus expresiones expresivamente expresivas y lo siento si en algún momento te hago sentir incómodo (aunque es muy probable que no sea así), pero mi intención es mirarte muy fijamente para seguir sin entenderte todo el tiempo que la situación demande.

 
Escandalosamente directo, orgulloso y espléndido. Enigmáticamente seductor.



Tremendamente sexy


miércoles, 25 de enero de 2017

Sí. ¡Tú!

Enfoca.

Enfoca tu mirada allá donde sea que broten tus pasiones; no hay prisa, tómate el tiempo que necesites. Cuando tus pupilas se hayan acostumbrado a la escena, reúne toda tu energía e inviértela, toda todita, en aglutinar todos esos sueños dispersos que todavía ni conoces. 
No sé si te habías dado cuenta, pero este instante es perfecto para dar el paso que te permita pasar del "tengo" al "quiero".
Olvídate de las excusas, de las justificaciones infundadas y crea tu propia definición de "productividad". Deja a un lado los argumentos innecesarios, las explicaciones desmerecidas y prepárate para quedarte embobado con tus encantos.
Invierte las horas en pasear mucho y por todas partes. Gana la medalla de diamante por arrasar con todos y cada uno de  los retos que se atrevan a desafiarte.
Lee mucho, y cuando lo hayas hecho lee todavía más. Descubre todo lo que unas simples letras son capaces de relatarte y aprende a explayarte con ellas. 

Aprende

Aprende el arte de desaprender. Maneja la habilidad de despedirte de todo lo que conoces (o de lo que crees conocer) para volver a conocerlo de una manera distinta y deslumbrantemente innovadora.
Son tiempos de moldear la mente, de relativizar y de flexibilizar esos pensamientos rebeldes. Son tiempos de sentirse pequeño ante la honestidad y el sacrificio; tiempos de perderse ante la grandiosidad de la  naturaleza inestable que despierta con cada nuevo atardecer.
Haz del agradecimiento tu nueva filosofía y siéntete orgulloso de todo lo que puedas y más y más y más.

Valora.

Infla cuarenta y nueve globos a pleno pulmón y lánzalos al aire para que se camuflen con la magia de los suspiros. Recuéstate en el suelo e invéntate la banda sonora que el mundo susurra cuando enmudece.

lunes, 23 de enero de 2017

¿Desconocidos?

Deambulando con prisas. Estamos inquietantemente acostumbrados a contenernos para no dar la nota. Definitivamente, sin ser muy conscientes de cuándo ha sucedido, hemos dado permiso a nuestro reloj para marcar y condicionar nuestros días. La excusa del tiempo, la contundente impersonalidad, la frialdad justificada.
Enmudecemos nuestro alrededor con los auriculares a todo volumen y redirigimos nuestras miradas constantemente. Siempre mirando al frente, habituados a tomarnos la vida a lo impersonal, a lo autómata.

Estímulos, pautas, prejuicios.

Una rutina tan preocupantemente impersonal, tan plenamente apática y desmotivada que asusta. Un mundo lleno de desconocidos, unas calles plagadas de historias contrapuestas, de personas asombrosas, de carcajadas por descubrir y nosotros allí con nuestra cara seria buscando la ruta más rápida.

¿Te resulta familiar este escenario?

Te animo a que salgas de este círculo y a que empieces el cambio. A que huyas corriendo de esta perspectiva desmotivadora y generalizada. Te invito a que el color rojo invada tu armario, a que ames el olor de las flores y a que las pasiones enmudezcan todas tus dudas.
Hace tiempo, no recuerdo dónde, leí una frase que decía algo así: "estamos rodeados de amigos por conocer". ¡Eso es!
No permitas sentirte rodeada de desconocidos y desconoce a todos tus futuros amigos. ¡Cuantos más mejor! Cualquier lugar es bueno para que un "hola" se fugue de tus labios, para que una pregunta curiosa cambie el ritmo de tu día, para aprender. Marca la diferencia y toma tú la iniciativa; sé diferente, redescubre la vitalidad.
Estoy segura de que el resultado va a sorprenderte y de que tu círculo de amigos se irá enriqueciendo a pasos escandalosos, a la vez que lo haces tú. Dile un "adiós muy buenas" a tu vergüenza y a tu sentido del ridículo y deja que se vayan a dar muchisísimas vueltas por el mundo.

Guarda tus auriculares en el bolsillo de tu chaquetón y atiende a todo lo que un día puede relatarte. Rescata al niño que solía maravillarse por todo. Aprende a conocer a la persona que está escondida tras todas esas barreras, a tu "yo" más sincero y feliz. Estoy segura de que cuando lo hagas nos saludaremos por la calle algún día para explicarnos infinitas batallitas.


Te espero en el lugar más desconocido que tu mente pueda sospechar.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Enamorada

Estoy enamorada de los paseos bajo las luces de Navidad.  

Estoy enamorada del frío cortante que intenta colarse entre los huecos de mi bufanda. Estoy enamorada del vaho que se asoma por la boca con cada nueva palabra. Estoy enamorada de los cristales que se convierten en espejos al anochecer y de las carcajadas que no se atreven a dejarnos respirar.

Me gusta la gente apasionada, que vive su vida con una sonrisa y con humildad. Me gusta la gente que desprende entusiasmo y calidez. Me gustan las charlas interminables con viejos y con nuevos amigos. Me gusta la gente peculiar e inusual; la que sueña, la que hace el ridículo todas las veces que le apetece. Me gusta la gente que sueña mucho; la que lucha, ante todo, por conseguir sus metas sin miedo ni pereza. Me gusta la gente motivada, motivante y cursi.

Ambición, locura, entusiasmo.


Nada de formalismos, no vale la pena hacernos los serios. Improvisemos y dejemos que todo a nuestro alrededor fluya y baile mil pasos sin saber qué es lo que está pasando. Demos rienda suelta a nuestros pies para que salten, para que tropiecen con todos los bordillos inoportunos que se presenten ante sus punteras; para que caminen por sitios desconocidos sin mapas ni prejuicios. Dejemos que la felicidad adquiera un nuevo significado 
 y lo más importante...

ENAMORÉMONOS todos de todo lo enamorable.


jueves, 25 de agosto de 2016

Agosto, agosto, agosto

¿Colas en los supermercados? ¿Sin sitio en tu cafetería preferida? ¿Cansado de esquivar a gente por la calle cuando los horarios le declaran la guerra a tu reloj?

AGOSTO, AGOSTO, AGOSTO. 

Te animo a que te obsequies con un poco de tu tiempo para deambular, para callejear y para sentir esa inusual sensación de espacio. Entra en tu centro comercial preferido y recréate mirando los nuevos escaparates. Fíjate en todos esos colores, en todos los diminutos detalles que normalmente pasarías por alto. Préstale atención a todo lo que te envuelve y envuélvete en ese insólito escenario que cada vez va cobrando más familiaridad.

Ahora mismo es la hora perfecta para entrar a todas las tiendas que se crucen por tu camino. Pruébate todas las prendas que capturen tu mirada (y las que no también). Siéntate como si el mundo estuviese esperándote para ambientar cada una de las aceras que sostienen tus zapatos y disfruta de los compases relajados que construyen tus andares. 

¿Recuerdas el restaurante que hace esquina? Tal vez te sorprenda, pero te aseguro que esa interminable cola que suele espantarte también se ha ido de vacaciones. 
Cuando termines puedes subir al primer autobús que pase y bajarte en una parada desconocida para descubrir rincones preciosos que habitualmente no husmearías. Comentan por ahí que en uno de esos barrios misteriosos hacen el mejor pastel de queso de la ciudad, así que yo de ti no me lo pensaría dos veces.

Si te cansas de tu fascinante y novedosa calma puedes ir a las orillas del puerto. Se comenta que toda la gente se ha concentrado solamente allí; entre dos calles como mucho. Camina con cuidado porque ha llegado a mis oídos que las multitudes y los parones inesperados al andar están a la orden del día. 
No obstante, nunca se sabe, tal vez una belleza con aires extranjeros te robe unos segundos para pedirte que le tomes una fotografía antes de seguir con su visita guiada.

AGOSTO, AGOSTO, AGOSTO

Si ellos supieran todo lo que se pierden ¿verdad?

domingo, 7 de agosto de 2016

Aquí te espero

Podríamos comprar el primer billete de avión que decidan enfocar nuestros ojos. Podríamos convertirnos en exploradores sin mochila o en caminantes sin camino. Podríamos dejarnos llevar por cada pequeña mota de adrenalina y vivir soñando para soñar sonriendo eternamente.
Estaría muy bien perderse por las calles de quién sabe dónde. Me gustaría caminar por aceras llenas de músicos, por bordillos colmados de artistas callejeros capaces de entusiasmar y escoltar cada nueva zancada y cada antiguo pensamiento. 
Podríamos pasar las horas sentados en un pomposo banco de acero descubriendo nuestro alrededor, aunque he de reconocer que tampoco me importaría sentarnos en algún escalón perdido, de esos que van a parar a un chiquitín y coqueto río.

Preocupémonos, exclusivamente, de acertar con los nombres que les pondríamos a cada peatón que transitase por nuestras retinas; de acertar con sus historias y de embobarnos con cada ilusión que decida atravesar nuestra mente.
Juguemos a enamorarnos de las puestas de Sol y de los murmullos acaramelados. Ganemos medallas por estremecernos de emoción al ver cada nuevo escenario. 
Tumbémonos en cada parque que veamos hasta que el césped consiga que nos pique todo el cuerpo y parémonos a aturdirnos con los colores de la naturaleza. 

Podríamos cenar en una plaza plagada de flores y adornada con casitas de colores al son de las campanas de alguna iglesia cercana. No me digas que no te gustaría acabar el día entre luces y contrastes nocturnos, entre brillos, grillos y silbidos. 

Si algo sale mal, no pasa nada, yo me encargaré de poner melodías preciosas a todos los tropiezos para que al final acabemos tarareando las notas como si no hubiese pasado nada. 
Así que no te encantes más que el avión se nos escapa. Corre y prepárate para enamorarte hasta las trancas de nuestro alrededor, de los puntos suspensivos, de las dudas, de las respuestas y de los suspiros. Prepárate para sentirte enormemente pequeño.




Te espero en la cafetería de la terminal, no tardes.