jueves, 26 de enero de 2017

Interesante

Dominas la habilidad de romper las reglas. Tu dinámica y modo de percibir el mundo me resulta atípica y extraordinariamente única.
No sé cómo lo haces, pero siempre terminas rechistando; que si esto no me parece bien, que si lo otro no me gusta, que si esto está mal...Vaya vaya. 
Has convertido en un juego simple todo tipo de desafíos. Por todos ellos, has conseguido colgarte del cuello una enorme medallota que luces como nadie más sabría ni podría hacerlo. Caminas a tu ritmo; sigiloso pero confiado, marcando tu propio compás con pisadas rotundas y airosas. Pasar desapercibido no es lo tuyo.

Ilegible e indescifrable. 

Entenderte no es, para nada, algo sencillo. Generas dudas y preguntas. De hecho, no sólo generas muchas dudas y muchas preguntas, sino que originas suspiros impregnados en perplejidad.



Ahora ya me da igual. 

Me da completa y rotundamente igual; mi subconsciente ha tirado la toalla. ¡Sí señores! Me rindo, entenderte es un rollo.
Yo me quedo con eso de observarte. Me inclino por curiosear tu forma de arrasar con los minutos y por aprender de esa maestría que tienes en vacilarle al mundo. Prefiero valorar tus esfuerzos conscientes, tus preguntas, tu fuerza de voluntad y la manera que tienes de amoldarte al infinito. 
Me gustan tus historias y la cara de bueno que se te pone cuando las explicas. Me encantan tus mimos prudentes, tus miradas desafiantes y tus gestos sensibles.
Me pierden tus expresiones expresivamente expresivas y lo siento si en algún momento te hago sentir incómodo (aunque es muy probable que no sea así), pero mi intención es mirarte muy fijamente para seguir sin entenderte todo el tiempo que la situación demande.

 
Escandalosamente directo, orgulloso y espléndido. Enigmáticamente seductor.



Tremendamente sexy


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