domingo, 31 de enero de 2016

De otro mundo

Ayer, alguien se extrañó porque no conocía una canción de esas legendarias y súper simbólicas que, según él, era imposible que no hubiese escuchado nunca. Imaginaros cómo se quedó cuando descubrió que, a parte de no conocer esa canción, no conocía ninguna de todas las que mencionó, ningún grupo musical de los que consideraba sus ídolos, ni aquella película inigualable que había marcado la historia del cine.
La expresión de asombro que se dibujaba en su cara cada vez que se daba cuenta de que no tenía ni la más remota idea de nada de lo que me estaba diciendo era digna de enmarcar. Juraría, incluso, que se llevó las manos a la cabeza en más de una ocasión y podía notar que, realmente, no entendía aquello que estaba escuchando. Entre confusión, decepción y sorpresa, acabó por decirme, muy seriamente, que era de otro mundo.

No puedo explicar lo tremendamente inculta y descolocada que me sentí en mitad de esa situación.

Pensaba que seguiría mirándome con esa cara cada vez más indescriptible, que se acabaría yendo a recuperar del choque que acababa de experimentar a otro sitio, muy lejos de mí y que olvidaría para siempre ese momento oscuro que acababa de vivir. Su reacción, en cambio, me sobrecogió; me dijo que era muy afortunada y que tenía una suerte extraordinaria al tener ante mí todo un mundo nuevo y emocionante, enteramente por descubrir. Me habló de esas canciones, de los artistas que las cantaban, de las características más básicas de algunos géneros músicales y me hizo un breve resumen de aquella película legendaria, de la que, si os soy sincera, no recuerdo el nombre.

Me recomendó nuevas películas, se comprometió a enviarme un listado con algunas canciones épicas y a comentar todo ese material nuevo para mí, si me apetecía. Después, muy educadamente, se fue tal y como había venido.


No puedo decir otra cosa que no sea ¡WOW! Hay gente soñadora, buena y educada, aunque sea absolutamente diferente a nosotros, a nuestro estilo y a pesar de que tenga una forma de ver las cosas completamente distinta a la nuestra. Me resulta sorprendente cómo nos dejamos, muchas veces, influenciar por modas y por mil cosas más, olvidando que detrás de cada estilo, cultura o estatus se esconden personas que pueden ser mucho mejores a las que estamos acostumbrados a tratar.

Qué bonito es tener tantos mundos por descubrir y qué bonito es, el tener la suerte de encontrarse con personas que transforman una posible barrera, en una herramienta a través de la que unirnos y aprender.




No hay comentarios:

Publicar un comentario