domingo, 7 de agosto de 2016

Aquí te espero

Podríamos comprar el primer billete de avión que decidan enfocar nuestros ojos. Podríamos convertirnos en exploradores sin mochila o en caminantes sin camino. Podríamos dejarnos llevar por cada pequeña mota de adrenalina y vivir soñando para soñar sonriendo eternamente.
Estaría muy bien perderse por las calles de quién sabe dónde. Me gustaría caminar por aceras llenas de músicos, por bordillos colmados de artistas callejeros capaces de entusiasmar y escoltar cada nueva zancada y cada antiguo pensamiento. 
Podríamos pasar las horas sentados en un pomposo banco de acero descubriendo nuestro alrededor, aunque he de reconocer que tampoco me importaría sentarnos en algún escalón perdido, de esos que van a parar a un chiquitín y coqueto río.

Preocupémonos, exclusivamente, de acertar con los nombres que les pondríamos a cada peatón que transitase por nuestras retinas; de acertar con sus historias y de embobarnos con cada ilusión que decida atravesar nuestra mente.
Juguemos a enamorarnos de las puestas de Sol y de los murmullos acaramelados. Ganemos medallas por estremecernos de emoción al ver cada nuevo escenario. 
Tumbémonos en cada parque que veamos hasta que el césped consiga que nos pique todo el cuerpo y parémonos a aturdirnos con los colores de la naturaleza. 

Podríamos cenar en una plaza plagada de flores y adornada con casitas de colores al son de las campanas de alguna iglesia cercana. No me digas que no te gustaría acabar el día entre luces y contrastes nocturnos, entre brillos, grillos y silbidos. 

Si algo sale mal, no pasa nada, yo me encargaré de poner melodías preciosas a todos los tropiezos para que al final acabemos tarareando las notas como si no hubiese pasado nada. 
Así que no te encantes más que el avión se nos escapa. Corre y prepárate para enamorarte hasta las trancas de nuestro alrededor, de los puntos suspensivos, de las dudas, de las respuestas y de los suspiros. Prepárate para sentirte enormemente pequeño.




Te espero en la cafetería de la terminal, no tardes.


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